Los datos indican que algunos sectores han vivido esta situación de crisis sanitaria de distinta manera, doblando incluso sus volúmenes de actividad. Se trata, de manera especial, aquellos relacionados con la alimentación. De hecho, las cadenas de supermercados han tenido que demostrar la adaptabilidad y flexibilidad de sus operaciones logísticas, modificando su frecuencia de entregas a los puntos de venta finales, debido al aumento de la demanda de muchos de sus productos. Como consecuencia, los operadores logísticos, cuya actividad se basa en prestar servicios estas empresas, también han incrementado su actividad y, con ellos, el sector inmologístico, que también ha cobrado impulso.
El comercio electrónico, principal impulsor
Según un informe de Deloitte, el confinamiento ha incrementado las ventas en el canal e-commerce a tasas superiores al +100% y una buena parte permanecerá estructural, lo que supondrá un salto estimado de demanda de 3 años con relación a lo que venía creciendo el canal en los últimos años. Obviamente, esta situación se va a traducir en una creciente demanda de inmuebles logísticos, especialmente aquellos catalogados como “last mile” o última milla, que facilitan la entrega de mercancía a los consumidores.
Y es que la pandemia también ha servido de revulsivo para las empresas, tanto grandes como pequeñas, que han visto que el e-commerce no es el futuro, sino una realidad consolidada que, en esta época de crisis, ha contribuido a que, incluso pequeños negocios, hayan podido sobrevivir. Muchos de ellos ya han tomado conciencia de esta realidad, por lo que el comercio electrónico forma parte de su estrategia de negocio tanto a corto como a medio y largo plazo.
Con estas perspectivas, tal y como recogen fuentes de Prologis, vemos que la logística está bien posicionada a largo plazo. “El sector inmologístico sigue cobrando impulso gracias a nuestros factores estructurales a medio y largo plazo, en concreto a mayores niveles de stock para la continuidad del negocio y a una reaceleración del comercio electrónico”, aseguran.
Un sector que continuará atrayendo inversión
Este buen posicionamiento permite al sector inmologístico continuar atrayendo capital, ya que los grandes inversores consideran que es el que mejor soportará esta crisis. Algunos segmentos, como es el caso de activos de almacenamiento en frío, podrían incluso crecer por encima de los niveles anteriores a la crisis, gracias a que muchos usuarios se han acostumbrado a realizar sus comprar alimentarias a través del comercio electrónico.
Lo mismo ocurre, como avanzábamos, con los centros logísticos urbanos, que permiten mejorar la movilidad de mercancías y dar una mejor respuesta a las demandas de los compradores on-line.
Según el último Congreso Aecoc de Smart Distribution, organizado por la Asociación de Fabricantes y Distribuidores, las grandes ciudades ya están trabajando para integrar en sus calles nuevos centros logísticos para el reparto urbano que permitan optimizar la distribución de última milla –ante el incremento del volumen de entregas de las compras on-line– y, en la medida de lo posible, reducir el tráfico de vehículos comerciales, al acercar los stocks al entorno de las ciudades.
Hablamos de almacenes de dimensiones reducidas, descentralizadas y ubicadas en diferentes zonas del núcleo urbano, residenciales, que permiten la distribución a los clientes finales a través de medios de transporte alternativos, como vehículos eléctricos, bicicleta o, incluso, a pie. Este tipo de redes logísticas ya están incluidas en las agendas de algunas ciudades, como es el caso del plan Madrid 360, presentado por el ayuntamiento el año pasado. Por tanto, este tipo de inmuebles supone una nueva oportunidad para el sector inmologístico.
Recuperación en el segundo trimestre de 2020 y en 2021
Teniendo todo esto en cuenta, queda claro que el inmologístico ha sido uno de los segmentos menos afectados por la crisis sanitaria y los analistas tienen que claro que avanza hacia una recuperación parcial para el segundo semestre, que será más intensa en 2021.
Así, a pesar del impacto de la pandemia, muchas de las operaciones que se encontraban avanzadas previas a la crisis han continuado su curso con cierta normalidad, mientras que otras se han retrasado un poco, pero es previsible que se retomen después del verano. Para el resto del año, las zonas más activas, como son el centro peninsular y Cataluña, mantendrán su alto nivel de actividad. De este modo, la inversión podría alcanzar los 1.000 millones de euros a final del ejercicio, mientras que en 2021 ascendería a 1.500 millones.